"El reto más importante y asequible en la enfermedad de Parkinson es detener su progresión"

Según afirma el doctor José Ángel Obeso en un encuentro científico que reúne en Pamplona a los principales investigadores del mundo sobre la enfermedad de Parkinson

El Dr. José A. Obeso, director del Laboratorio de Trastornos del Movimiento del Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA)
José Ángel Obeso.

26 de abril de 2013

"Gracias a un mejor control de los síntomas, la enfermedad de Parkinson es hoy menos agresiva que hace 30 años. Por eso, el reto más importante y asequible ahora es detener la progresión de la enfermedad. Esta patología se puede diagnosticar tempranamente y, si no progresara, sería un proceso relativamente benigno". Son palabras del doctor José Ángel Obeso, responsable del Laboratorio de Trastornos del Movimiento del CIMA y  especialista del departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra. El Dr. Obeso es el organizador del simposio sobre la enfermedad de Parkinson, patrocinado por la compañía farmacéutica Lundbeck, que ha reunido en Pamplona a los principales investigadores del mundo en esta patología.

La enfermedad de Parkinson se define a nivel neurobiológico por la pérdida de neuronas en una parte concreta del cerebro, que es la sustancia nigra. Dichas células fabrican dopamina, por lo que su pérdida va acompañada de un déficit de dopamina. "A medida que aumentan los años de evolución y la edad de la persona, este proceso degenerativo se hace menos limitado y la patología se extiende a otras partes del sistema nervioso. La cuestión es saber por qué causas esas neuronas son vulnerables y el proceso de muerte neuronal se extiende a otras zonas del sistema nervioso".

Precisamente, comprender las razones por las que mueren las neuronas del cerebro humano es el eje central de su labor investigadora y de la reunión que se celebra en Pamplona. "La enfermedad de Parkinson es una patología privativa del ser humano. No hay ningún otro animal que la sufra de manera espontánea. Por eso tiene que haber alguna característica del ser humano que nos hace vulnerables a esta muerte neuronal".

Enfermedad menos invalidante que hace 30 años

La reunión comienza con dos mesas redondas sobre los cambios ocurridos en los avances neurocientíficos y en el tratamiento de la enfermedad de Parkinson desde que hace 30 años se celebró un encuentro similar en Pamplona. En ellas toman parte especialistas que se han formado en la Clínica Universidad de Navarra, en su mayoría discípulos del doctor Obeso.

Con la perspectiva de estas tres décadas, el director del encuentro asegura que la enfermedad de Parkinson es "mucho menos invalidante que hace 30 años. Ahora se aprecia una notable mejora en la gravedad de los problemas motores de los pacientes, debido al mejor uso de los fármacos para reponer el déficit de dopamina y a las formas de reponerla. También ha influido la aplicación del tratamiento quirúrgico, que aminora ese tipo de problemas".

Por otra parte, añade el especialista, un mejor control de la sintomatología se ha traducido "en un aumento de la expectativa de vida de los pacientes, prácticamente igual que la población general. Esto da lugar a que los pacientes envejezcan con la enfermedad de Parkinson y genera una situación nueva. Además, ninguna otra enfermedad neurodegenerativa permite envejecer, bien porque acortan la esperanza de vida o aparecen en edades muy tempranas".

Este escenario desconocido para el sistema nervioso, con envejecimiento y neurodegeneración al mismo tiempo, se traduce en nuevas manifestaciones de la enfermedad de Parkinson, "ya conocidas, pero no tan llamativas hace 30 años porque no eran el problema principal. Entonces los trastornos clásicos o más referidos por el paciente eran el temblor o la inmovilidad cuando dejaba de hacerle efecto la medicación, algo que actualmente se controla muy bien. Sin embargo, ahora, a los 15 ó 20 años de sufrir la enfermedad, los pacientes presentan problemas de equilibrio, de la marcha o de deterioro cognitivo. Y después de 20 años de evolución de la enfermedad, en la mayoría de los casos aparece también la demencia", detalla el doctor Obeso.

Un cóctel de fármacos, posible tratamiento futuro

Así, al hablar de los posibles tratamientos para detener el progreso del Parkinson, el especialista de la Clínica señala que ha de ser farmacológico: "La cirugía es paliativa porque mejora la calidad de vida, pero el proceso de muerte neuronal no se puede resolver con ningún procedimiento mecánico".

En este sentido, cita la rasagilina como "el único fármaco sobre el que se ha hecho un estudio que demuestra que mejora la evolución de la enfermedad. Hay muchos otros que son prometedores, pero todavía no se han hecho estudios."

De todos modos, el doctor Obeso considera que, al igual que en muchos tipos de cáncer, la terapia terminará siendo un cóctel de medicamentos: "Como son varios los mecanismos por los que las neuronas son vulnerables, habrá que atacarlas por varios frentes".