Proyecto BLANCA, una vacuna para el cáncer de mama triple negativo
Este proyecto del Cima y la Clínica Universidad ha recibido 1.250.000 euros de financiación del Gobierno de Navarra en el marco de proyectos estratégicos de I+D+I
19 de octubre de 2021
El proyecto BLANCA, una investigación del Cima y la Clínica Universidad de Navarra, para el desarrollo de una vacuna para el tratamiento del cáncer de mama triple negativo ha recibido más de un millón de euros de financiación por parte del Gobierno de Navarra. Así lo han dado a conocer en una rueda de prensa en el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama.
Para el desarrollo de esta vacuna se va a utilizar tecnología genómica. “La vacuna consiste en una combinación de nanopartículas y ARN, muy parecida a alguna de las vacunas frente a COVID-19, que desarrollaremos a raíz de analizar datos masivos de pacientes con este tipo de tumor y validaremos en modelos preclínicos”, explica la Dra. Puri Fortes, investigadora del Programa de Terapia Génica y Regulación de la Expresión Génica del Cima.
Esta investigación la lleva a cabo un equipo de la Clínica y el Cima, junto a investigadores del Complejo Hospitalario de Navarra, Navarrabiomed, Bionanplus, Nasertic y la Asociación SARAY.
Avances en el tratamiento del cáncer de mama
Cada año se diagnostican en España 33.000 nuevos casos, constituyendo la primera causa de muerte por cáncer en mujer. Por ello, la investigación sigue siendo una pieza clave. Actualmente, la Clínica tiene activos 10 ensayos clínicos para pacientes con cáncer de mama.
Pese a que el “escenario actual es optimista, gracias a la incorporación de la inmunoterapia y terapias biológicas dirigidas que mejoran la supervivencia de estas pacientes, todavía necesitamos nuevas estrategias terapéuticas para disminuir la aparición de metástasis”, reconoce la Dra. Marta Santisteban, especialista del Departamento de Oncología Médica.
La inmunoterapia, como indica la oncóloga, ha supuesto un gran avance en el tratamiento del cáncer de mama. De hecho, un estudio liderado por la Clínica demostró que el tamaño del tumor en la mama se reduce en las pacientes un 20% más al añadir vacunas con células dendríticas (un tipo de células inmunitarias) a la quimioterapia.
“El uso de vacunas antitumorales y otras inmunoterapias, junto con el tratamiento convencional de quimioterapia, está demostrando un alto potencial terapéutico contra los tumores de mama más agresivos”, apunta la Dra. Santisteban.
Además, la genómica, como se ha visto en el objetivo del proyecto BLANCA, es otra de las principales líneas de investigación siendo capaces de identificar genes específicos del tumor sobre los que poder actuar de forma más precisa y personalizada.
A nivel quirúrgico, tal y como indica la Dra. Isabel Rubio, directora del Área de Patología Mamaria, siempre que sea posible, el objetivo es conservar la mama (80% de los casos), es decir, tratamiento quirúrgico conservador con técnicas de oncoplastia, así como evitar la disección de los ganglios axilares usando la técnica de biopsia del ganglio centinela (85% de los casos).
En el Área de Patología Mamaria realizan también cirugías reductoras de riesgo mediante mastectomía bilateral con conservación de piel, areola y pezón y reconstrucción mamaria inmediata, indicada en pacientes sanas, pero con alto riesgo de padecer cáncer de mama (mutaciones BRCA, historia familiar abigarrada de tumores de mama y/u ovario, lesiones mamarias de riesgo, etc.).
Otro gran avance que se ha producido a nivel de tratamientos es la protonterapia para el cáncer de mama. Aunque todavía su aplicación está en estudio para ofrecerla de forma generalizada a los tumores de mama, algunos estudios apuntan a que es una opción altamente eficiente para pacientes con tipos de cáncer de mama con indicación radioterápica. Muchos tumores de mama se tratan en combinación con otras terapias (cirugía, quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia externa, intraoperatoria) y la protonterapia ofrece la ventaja que reducir el daño en los tejidos sanos y evitar efectos indeseados en órganos críticos cercanos a la mama, como son la piel, el corazón y los pulmones, además de evitar efectos a corto y largo plazo en los vasos linfáticos.
En concreto, en casos seleccionados de tumores de mama recurrentes (es decir, tumores que vuelven a aparecer un tiempo después), la protonterapia puede ser una opción de tratamiento para aquellos que ya han recibido radioterapia convencional en una zona próxima a la reaparición del tumor. En pacientes con reconstrucción mamaria después de mastectomía, la terapia de protones permite más distribuciones dosimétricas a medida
Diagnóstico precoz
Además de los avances terapéuticos, una valoración integral y un diagnóstico precoz siguen siendo fundamentales para lograr la mayor eficacia en el tratamiento. Una detección, que como ya se vio tras los primeros meses de pandemia, el COVID-19 ha retrasado. Por ello, advierten, es necesario retomar los programas de cribado, ya que “sabemos que el retraso de seis meses en el diagnóstico empeora el pronóstico de curación, siendo el cáncer de mama uno de los tumores con mayores posibilidades de curación si se detecta temprano”, recuerda la Dra. Isabel Rubio, directora del Área de Patología Mamaria.
Estar atenta a cualquier cambio en la mama y realizarse las mamografías de control va a permitir poder establecer ese diagnóstico lo más temprano posible. “Una parte importante del pronóstico va a depender del plan de tratamiento que se establezca mediante un equipo multidisciplinar y en una unidad especializada en cáncer de mama”.
Para aquellas pacientes preocupadas por la herencia genética, la Clínica cuenta con especialistas de evaluación del riesgo para establecer un seguimiento personalizado en las pacientes que tengan más riesgo real, tras realizar una evaluación del paciente (en los que se estudian parámetros como la edad, primera menstruación, edad de los partos, antecedentes de cáncer de mama y ovario, índice de masa corporal, densidad de la mama, etc.) y sus antecedentes.