Análisis genéticos con biochips mejorarán el pronóstico del cáncer de mama

El Dr. Jeffrey Green habló a los investigadores del CIMA de la Universidad de Navarra sobre sus ensayos en EE. UU. para caracterizar mejor los tumores

El Dr. Jeffrey Green habló a los investigadores del CIMA de la Universidad de Navarra sobre sus ensayos en EE. UU. para caracterizar mejor los tumores
Jeffrey Green, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE. UU.

March 24, 2006

Análisis genéticos con biochips mejorarán el diagnóstico y el pronóstico del cáncer de mama, según explicó el Dr. Jeffrey Green en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) de la Universidad de Navarra. El director de la sección de Transgénicos del Laboratorio de Regulación Celular y Carcinogénesis de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE. UU. intervino en un seminario del área de Oncología del CIMA. Habló de su investigación, basada en el desarrollo de ratones modificados genéticamente para estudiar tumores de mama.

El experto señaló que "se están empezando a utilizar análisis genéticos mediante técnicas muy sofisticadas, como los biochips, que pueden estudiar el perfil de cada paciente. Esto nos ha permitido conocer que el cáncer de mama tiene muchas variedades, a pesar de que los distintos tumores puedan parecer iguales al microscopio. Gracias a estas técnicas podemos clasificar a los pacientes en subgrupos. El uso adicional de la bioinformática facilita manejar toda esta enorme información para descubrir nuevas vías por las que los genes alterados producen estos tipos específicos de cáncer".

En su opinión, clasificar mejor a los pacientes de acuerdo con el perfil genético de su tumor supondrá mejoras en el diagnóstico, pronóstico y, por tanto, en la aplicación de terapias más específicas.

Un largo proceso hasta su aplicación en pacientes

El Dr. Jeffrey Green apuntó los pasos de la investigación: "Primero, debemos identificar genes clave alterados en cáncer, que constituyen nuevas dianas terapéuticas. Después, diseñar fármacos para corregir la función del gen alterado en el tumor. Hay que realizar estudios bioquímicos con esos potenciales fármacos, luego probarlos en animales, posteriormente medir su toxicidad y, finalmente, evaluar su actividad antitumoral en pacientes".

El investigador de los NIH reconoce, por una parte, la necesidad de emplear modelos animales para luchar contra el cáncer en las personas y, por otra, la limitación que supone ensayar en seres distintos de los humanos: "Seremos capaces de averiguar en qué aspectos concretos son parecidos y en cuáles diferentes. Cuando conozcamos los genes que se alteran de modo similar podremos probar más eficazmente fármacos nuevos dirigidos contra esos genes. Hasta ahora se han empleado, sobre todo, células cultivadas in vitro, pero ya se ha comprobado que no es suficiente para predecir la respuesta en pacientes".